martes, 12 de agosto de 2014

Soberanía alimentaria

 Por Victor Cabral


La soberanía alimentaria es el derecho a decidir sobre los alimentos que producimos, transformamos, distribuimos, comercializamos y consumimos. La organización Vía Campesina la define como "el derecho de los pueblos, de sus países o uniones de estados a definir su política agraria y alimentaria f rente a países terceros. El derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir y, como y quien se lo produce". Las políticas sugeridas por entes supranacionales como el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y el Fondo Monetario Internacional son aceptadas servilmente por los países en desarrollo. En el mercado global la oferta de productos y servicios depende de intereses de grandes distribuidores. Los circuitos largos promueven el uso de conservantes y aditivos. Los intermediarios se quedan con una porción considerable del precio y, en la mayoría de los casos, las ganancias no quedan en el lugar. Ventajas para todos. La soberanía alimentaria plantea los derechos de los ciudadanos a producir, elaborar, consumir y comercializar alimentos sanos. Para ello es necesario contar con tierra, agua y recursos naturales, con semillas propias y decidir sobre cultivos y cría de animales. La elaboración y consumo de alimentos sanos supone el respeto de las culturas, saber lo que consumimos y ser responsables sobre los alimentos que se ofrecen para la venta.

La comercialización en mercados locales trae beneficios tanto para los campesinos productores como para los consumidores de la ciudad. Por un lado, a las familias campesinas les permite conocer mejor necesidades y gustos de los consumidores, establecer precios más justos, prescindir de intermediarios y vender productos en menores cantidades pero con mayor valor agregado. Por otro, los pueblos y ciudades se benefician con la compra de productos campesinos. Los alimentos son más frescos y naturales, responden a las costumbres alimentarias del lugar, protegen el medio ambiente y dinamizan la economía local. El respeto de la soberanía alimentaria supone revisar las reglamentaciones bromatológicas que ignoran al pequeño productor, la posibilidad de publicitar en medios de comunicación y tomar decisiones políticas acordes a la realidad del Pals. En Argentina hay organizaciones que producen, venden, consumen, se informan. Incluso elaboran su discurso soberano. Muestra de ello es la declaración de los participantes del Curso "Derecho a alimentar a nuestro pueblo" realizado en Corrientes en el 2006: Integrantes de las familias de pequeños productores campesinos de las provincias de Corrientes, Chaco y Formosa declaramos nuestros derechos a: producir alimentos variados en nuestra propia tierra, con la semilla que nos pertenece respetando el medio ambiente y conservando la biodiversidad; elaborar y consumir alimentos sanos que fortalezcan nuestra identidad cultural; abastecer a nuestros mercados locales con productos naturales. Reafirmamos nuestros derechos sobre que producir, como producir, que consumir y alimentar a nuestro pueblo.

Fuentes: INCUPO y PSA.

Artículo publicado en Economía Solidaria, EnREDando-Nodo Tau, Rosario, noviembre 2008, en http://www.archive.org/stream/enREDyandano/enREDyandando_EconomiaSolidaria_djvu.txt

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